La Casa de Ana Frank abrió sus puertas el 3 de mayo
de 1960.
Consiste en el almacén Opekta, las oficinas y la achterhuis, sin amueblar, para que los visitantes pudiesen
caminar libremente por todas las habitaciones. Se conservan algunas reliquias
personales de sus antiguos inquilinos, por ejemplo las fotografías de estrellas
de cine pegadas en la pared por Ana, una porción del papel pintado sobre el que
Otto Frank marcaba la altura de sus hijas mientras crecían y un mapa en la
pared sobre el que registró el avance de las aliados, todo ello protegido ahora por láminas de plexiglás.
Desde la pequeña habitación que fuera una vez hogar de Peter van Pels, un
pasillo conecta el edificio con sus construcciones vecinas, también adquiridas
por la Fundación. Estos otros edificios guardan el Diario, así como exposiciones no permanentes que describen
diversos aspectos del Holocausto y muestras más contemporáneas de la
intolerancia racial en diversos lugares del mundo. Se ha convertido en una de
las principales atracciones turísticas de Holanda, y cada año la visitan más de medio millón de
personas.
Actualmente la Casa
de Ana Frank cuenta con cinco organizaciones
asociadas:[ ]en el Reino
Unido, Alemania,
Estados Unidos, Austria
y Argentina,
que además de funcionar como facilitadores de las actividades educativas de la Casa de Ana Frank, llevan
adelante actividades educativas propias.
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