El 9 de julio de 1942,
la familia se mudó al escondite preparado y su antiguo apartamento fue dejado
en desorden para hacer pensar que había sido abandonado de manera súbita, Otto
Frank dejó una nota de la que se podía deducir que habían logrado escapar hacia
Suiza. Como los judíos no podían utilizar los
transportes públicos debieron caminar varios kilómetros desde su casa hasta el
refugio, portando cada uno todas las vestimentas que pudieron, dado que no
podían correr el riesgo de ser vistos con equipajes. La achterhuis era un
espacio de tres pisos en la parte posterior del edificio con acceso a un patio
detrás de las oficinas de Opekta. En el primer nivel había dos pequeñas
habitaciones, con un baño adjunto sobre el que se encontraba una gran
habitación, con otra más pequeña adjunta. De esa habitación pequeña se subía
hacia el ático. La puerta
de la achterhuis fue encubierta con una estantería para que no se la pudiera
ver.
A finales de julio, se les unió la familia van
Pels: Hermann, Auguste y Peter, y más tarde, en noviembre llegó Albert Dussel, dentista y amigo de la familia. Ana escribió
sobre lo bueno que era tener otras personas con quién hablar.
Ana
pasaba la mayor parte de su tiempo leyendo y estudiando, al tiempo que
continuaba escribiendo en su diario. Además de narrar los eventos
transcurridos, Ana escribía sobre sus sentimientos, creencias y ambiciones;
temas de los que no hablaba con los demás.
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